jueves, 9 de junio de 2016

TEATRO DLE SIGLO XX

TEATRO

            La tradición teatral de comienzos de siglo consideraba al texto la base de la representación. Cuando el texto sirve de base a una representación, la representación misma -escenario, actores, público, etc.- constituye el segundo elemento. Siendo por ello la principal característica del hecho dramático el "autor", esto es, la persona que crea algo motivo de una representación y de una contemplación por parte del público. El teatro era casi una representación casi personal entre un autor y el público. Es una concepción burguesa del teatro, como producto de un sujeto libre que comunica algo suyo a otros sujetos.
                  Sin embargo se va a poner en entredicho este esquema, valorando menos o anulando totalmente el papel del texto y, por ende, del autor. Lo que queda es una representación ante un público, abdicando incluso este de su papel pasivo, contemplativo, y pasando a tomar parte también de la representación.  Las nuevas formas teatrales ensayan a partir de estos supuestos formas dramáticas complejas que en cierto modo devuelve a los actos teatrales su sentido primitivo.
El Naturalismo, al representar demasiado crudamente la realidad, una realidad a menudo amarga, cruel o muy desagradable, constituyó una novedad y  una osadía intolerable. Con el naturalismo entraron en escena los barrios miserables, el mundo del trabajo, los bajos instintos, los seres desarraigados y el diálogo sencillo que imitaba el coloquio real. Desde el punto de vista teatral cobra especial importancia el director escénico, que tratará de reproducir lo mejor posible la realidad, introduciendo anticonvencionalismos como la "cuarta pared", los actores pueden hablar de espaldas al público, etc. La obra naturalista debía de tratar representar, a la vez que la realidad sensible, la realidad sicológica y las fuerzas sociales que influían en ella.  El avance de la ciencia y la técnica coloca al hombre inerme ante la realidad, y el escritor sólo podía limitarse a observar la vida y describir el dolor y la miseria de ese hombre solo, vencido por el medio, por la fuerzas colectivas. Curiosamente este avance de la ciencia y la técnica contribuyó al realismo de las representaciones teatrales: artilugios mecánicos, luz eléctrica, etc.
             Los noruegos HENRI IBSEN (1828-1906) y B. BJÖRNSON ( 1832-1910) escribieron obras en prosa, sobre la realidad contemporánea, de final no obligatoriamente ni feliz ni trágico, de tema a veces desagradable para el público. Idéntica tarea realizó el sueco A. STRINDBERG (1849-1912). Las obras de estos autores electrizaron al público más sensible de todos los países y levantaron grandes polémicas. El naturalismo entró en los teatros de Europa, saliendo ya en 1914 cuando ya habían sido tomados por las vanguardias.
              El movimiento de renovación  contra el teatro convencional y oficial de etapas anteriores tuvo su culminación con la apertura de pequeños teatros independientes, mantenidos por un grupo de aficionados, que ensayaban ante un público selecto y muy reducido las nuevas obras naturalistas con una escenificación también naturalista. Ejemplos de ello son el TEATRO LIBRE de París, el TEATRO LIBRE E INDEPENDIENTE de Berlín, el TEATRO INDEPENDIENTE de Londres, el TEATRO LITERARIO IRLANDÉS. Consideración aparte merece el TEATRO DE ARTISTAS DE MOSCÚ, una de las fundaciones más importantes en toda la historia del arte dramático. Fue decisión de un escritor-director (W.I.N. DANCHENKO) y de un actor-director (STANISLAVSKI). Contando con la colaboración de la burguesía moscovita, y las colaboraciones de CHEJOV, TOLSTOI, y GORKI, impuso un modo de trabajar y un método de representar, en cuyo centro se encuentran las teorías de Stanislavski acerca del actor, casi una religión, un proceso de purificación de la vida misma del actor, que conduce a la verdad interior(atención interna como externa, buena voluntad, absoluta paz de espíritu y completa quietud, ningún temor).
Los gérmenes del simbolismo estaban claramente en Stanislavski cuando buscaba una "verdad sicológicamente profunda". Para la evocación de esta verdad interior o poética se echará mano de la escenificación imprecisa, difusa, simbólica, cuyos elementos esenciales serán la luz y la música. El escenario no deberá mostrar el medio ambiente, sino alumbrar espacios anímicos. Su tarea no es descubrir, sino evocar. El simbolismo acabó con el naturalismo y abrió el camino del expresionismo y de las vanguardias.
El simbolismo dramático se acuñó en Francia a través del TEATRO DEL ARTE, cuyos escenógrafos fueron el suizo Adolfo Appia y el inglés Gordon CRAIG, quienes buscaron la estilización de la escena para representar el ambiente espiritual de la obra o de algún personaje que envolviera y arrebatara totalmente al espectador. La obra de Craig "El arte del teatro" es un clásico de la teoría teatral. Las obras clásicas del repertorio simbolista son óperas wagnerianas, ballets (DEBUSSY), el teatro poético de autores como el italiano D'ANNUNZIO.
La guerra mundial (1914-1918) trajo como consecuencia el replanteamiento total de la funcionalidad y finalidad del teatro. La guerra acercó la realidad -la interior y la exterior- al teatro y subordinó lo estético y lo lírico a lo práctico y a lo sicológico. Fue muy importante para la historia del teatro el despegue del género en los Estados Unidos, a partir aproximadamente de 1920.
En esta época nacen las dos corrientes más importantes que informarán el teatro contemporáneo: el teatro de vanguardia y surrealista (A. JARRY, ARTAUD) y el teatro de propaganda o épico (PISCATOR, BRECHT, MEYERHOLD).
Con el nombre de expresionismo se comenzó a designar a las obras artísticas cuyo significado literal no era fácil de descifrar, porque "expresaban" la verdad interior, personal, profunda de un personaje. Tiene sus raíces en la situación histórica: el hombre ya no admite describir más la realidad y se subleva expresando ese retorcimiento de su dolor y de su angustia. El principal foco expresionista se halla en la Alemania que sale destrozada y derrotada de la guerra.
La obra expresionista era una curiosa mezcla de lo abstracto y lo concreto. Trataba de presentar los valores subjetivos, de ver más allá y por encima de la realidad interior. En la presentación, el expresionismo prefería los símbolos antes que la escenografía. Un arco gótico es una catedral, un árbol cubierto de nieve simboliza la muerte. El diseño escénico era plano, angular, distorsionado.
La otra cara del expresionismo es el subjetivismo o impresionismo. Así lo define A. NICOLL: "una pieza es subjetiva cuando todas sus escenas y personajes, la integridad de su tema, están consecuentemente coloreados por la personalidad propia del autor". Se trata de la superación del drama naturalista por vías de un neorromanticismo, de una profundización sicológica en la propia persona, que se da como tema y motivo de la obra, o a través de cuyas ideas e impresiones se contempla un tema. Aunque la mayoría de los impresionistas se embarcaron en las corrientes de vanguardia (dadaísmo, surrealismo, ...), algunos prefirieron el escorzo religioso, principalmente el francés PAUL CLAUDEL (1868-1955), que escribió dramas entre poéticos y religiosos de gran belleza: Salida al mediodía (1906), El anuncio hecho a María (1912), El zapato de raso (1930). A esta tendencia habría que adscribir el teatro de UNAMUNO.
LOS VANGUARDISMOS EN EL TEATRO
                  ALFRED JARRY estrenó en París, en 1896, una obra, Ubu-rey, considerada como la fuente próxima inicial del teatro actual. Eran los años del triunfo del naturalismo en los escenarios del teatro independiente de toda Europa. Véase el decorado inicial:
                  "Una cama de cortinas amarillas, con su orinal correspondiente, pintada bajo un cielo azul por donde caía la nieve; una horca con su ahorcado equilibrando una palmera con boa; una ventana florida de búhos y            murciélagos volando por encima de colinas vagamente cubiertas de bosques; y sobre todo ello un sol rojísimo formando nimbo en torno a un elefante; debajo, el altar de los hogares modernos: la chimenea, con su          reloj que servía de centro, y puertas de dos hojas hasta el cielo, para que entraran los personajes".
                  El primer personaje que entró, dirigiéndose al público, dijo: "¡Mierda!" Se produjo un enorme escándalo: algo había cambiado en el teatro.. Se trataba de romper con el teatro naturalista mediante la agresividad, la irracionalidad y la negación absoluta. Quince años más tarde la bandera de JARRY sirvió de ejemplo para los dadaístas y el irracionalismo surrealista.

                ARTAUD, cofundador del Teatro Jarry en su obra El teatro y su doble (1938) "un teatro donde violentas imágenes físicas quebranten e hipnoticen la sensibilidad del espectador, que abandone la sicología y narre lo extraordinario que induzca al trance". Esto es, el teatro puede liberar las fuerzas ocultas en el subconsciente de los espectadores, de donde su raíz surrealista. Trataba de buscar la participación del público en el espectáculo: "queremos resucitar una idea de espectáculo total, donde el teatro recobre del cine, del music - hall, del circo y de la vida misma lo que siempre fue suyo. Es imposible y estúpido intentar separar los sentidos de la inteligencia". "Por eso, en el teatro (...) el espectador está en el centro y el espectáculo a su alrededor".
EL TEATRO ÉPICO Y COMPROMETIDO

A raíz de a revolución de 1917 en Rusia, el teatro se puso al frente de la causa del proletariado. Era un teatro de propaganda y agitación. Esta forma teatral culmina con la obra teatral del alemán BERTOLD BRECHT (1898-1956) que, confrontando las características del teatro europeo de su tiempo con el teatro épico, elaboró una tablas que se han hecho desde entonces famosas: el objetivo está en alejar la obra del espectador, evitando su identificación emocional con lo que se está representando, para así agudizar su conciencia crítica, discerniendo siempre entre lo que ve  -ficticio- y el campo en donde debe actuar: la vida real.

La misma función de desencantar al público se halla en las obras del italiano LUIGI PIRANDELLO (1867-1936), pero cuyo tema fundamental es el problema sobre la realidad y las apariencias, para confundir al espectador de modo tal  que la cuestión queda sin solución posible: Así es si así os parece (1918) y Seis personajes en busca de autor (1921).

EL TEATRO EXISTENCIAL Y DEL ABSURDO
Tras el desastre de la segunda guerra mundial surge una corriente de literatura existencial que dramatiza la angustiosa situación del hombre solo en un mundo absurdo. Existencialismo y teatro del absurdo serán  que ente la misma pregunta responden de dos modos diversos:
J.P.SARTRE ( Las moscas, La puta respetuosa, Las manos sucias El diablo y el buen Dios), y sobre todo A. CAMUS (El malentendido, Calígula, Los justos), para expresar el sinsentido de la existencia, su angustia, utilizan un estilo tradicional, basado en el orden sintáctico, cuidando la estructura escénica, esto es, cuidan la lógica para expresar el absurdo.

IONESCO, BECKETT, ADAMOV, GENET unen fondo y forma y presentan el absurdo absurdamente. En 1950 se estrenó La cantante calva de IONESCO, y en 1953 Esperando a Godot, de SAMUEL BECKETT, obras en las que se podría señalar que el lenguaje es un es un elemento de incomunicación, a través del cual, ni el espectador puede saber lo que pasa, ni los actores son capaces de hacerse entender entre ellos