jueves, 8 de mayo de 2014

DON FRANCISCO DE QUEVEDO


Don Francisco de Quevedo y Villegas es un gran escritor del Siglo de Oro. Nació en Madrid en 1580 y murió en Villanueva de los Infantes en 1645. Vinculado a la Corte desde su infancia por haber sido su padre secretario particular de la princesa Doña María de Austria, hermana de Felipe II. Su madre fue dama de la reina. Estudió Teología y lenguas modernas y antiguas. Fue un gran erudito y un gran lector de los clásicos.
Tiene una obra amplia y extensa. Cultivó la poesía  especialmente, pero también nos ha dejado una novela picaresca La vida del Buscón llamado don Pablos.

A Quevedo se le vincula con el conceptismo, corriente literaria en la que predomina la idea, el concepto, la concisión y condensación expresiva, pero Quevedo, que criticó sarcásticamente el léxico afectado de los poetas cultos como Góngora, recurre a los cultismos e hipérbatos en su poesía amorosa, acercándose a la de su archienemigo.
La brevedad de la vida, el paso inexorable del tiempo, el cuerpo como sepulcro, el amor son los temas que recorren sus composiciones poéticas.

POESÍA PETRARQUISTA
La poesía de tradición petrarquista la encontramos en su poesía amorosa, sobre todo en los poemas a Lisi. Esta poesía es la heredera de la poesía renacentista. La poesía amorosa de Quevedo se inserta en la tradición del Canzoniere de Petrarca, que Boscán, Garcilaso, Herrera y Lope habían adaptado a la lírica española. Quevedo revitaliza sus motivos y códigos de manera personal. En ellos se encuentran casi todos los motivos que configuran ideológicamente esta poesía: la amada inaccesible, la comunicación frustrada entre amante y amada, el secreto de amor, el amor constante, la queja dolorida, el peregrinaje de amor, etc...
Quevedo compuso un breve cancionero dedicado a Lisi, en el que se recrea la ficción de una pasión mantenida a lo largo de muchos años, que el poeta fecha, como Petrarca, en sendos sonetos dedicatorios: los núms. 470 y 491 . En este corpus el amante expresa su amor intelectual (platónico), que atraviesa incluso la barrera de la muerte. El famosísimo soneto "Amor constante más allá de la muerte", que Dámaso Alonso consideraba "probablemente el mejor de la literatura española" es buen emblema de esta concepción:

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte en la ribera,
dejará la memoria en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejará, no su cuidado,
serán ceniza, más tendrá sentido,
polvo serán, mas polvo enamorado.


El código petrarquista se caracteriza en el plano verbal por un sistema de antítesis y juegos de opuestos que traducen sintáctica y semánticamente la inefabilidad de la pasión y del dolor del enamorado. Desde esa perspectiva aparecen los poemas de definición del amor ("Osar, temer, amar y aborrecerse", núm. 367; "Tras arder siempre, nunca consumirse", núm. 371, o el basado netamente en esquemas de oposiciones "Es hielo abrasador, es fuego helado", núm. 375). En estos poemas utiliza unas metáforas para la descripción de la belleza femenina.
DESCRIPCIÓN DE LA BELLEZA FEMENINA

Crespas hebras sin ley desenlazadas,
que un tiempo tuvo entre las manos Midas;
en nieve estrellas negras encendidas,
y cortésmente en paz de ella guardadas.

Rosas a abril y mayo anticipadas,
de la injuria de el tiempo defendidas;
auroras en la risa amanecidas,
con avaricia de el clavel guardadas.

Vivos planetas de animado cielo,
por quien a ser monarca Lisi aspira,
de libertades, que en sus luces ata.

Esfera es racional que ilustra el suelo,
en donde reina Amor, cuanto ella mira,
y en donde vive Amor, cuanto ella mata.

 DEFINICIÓN DEL AMOR (antítesis)
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo;
enfermedad que crece si es curada.
Este es el Niño Amor, este es su abismo:
¡mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!





LA POESÍA SATÍRICA
Está constituida por sonetos, pero también por romances y letrillas. Lo culto y la tradición popular conviven en el Barroco. La desmitificación y la parodia es la base de la poesía satírica. Recurre a vulgarismos (laísmo), coloquialismos y a invenciones léxicas insólitas (neologismos): archinariz. Destacan los poemas satíricos contra sus enemigos literarios (Góngora) y políticos (Conde Duque de Olivares). Misógino, misántropo y antisemita.

Contra Góngora por ser judío en dos versiones. La estructura paralelística, la hipérbole ("Ërase un hombre a una nariz pegado"), la metáfora definitoria ("érase un elefante boca arriba"), la dilogía y la creación léxica (narizado) son sus rasgos más destacados de composición
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase 
el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva ,
érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,
érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba ,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase 
el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,frisón archinariz, caratulera 
sabañón garrafal, morado y frito.
UN SONETO CON ESTRAMBOTE CONTRA EL CULTERANISMO O GONGORISMO



RECETA PARA HACER SOLEDADES EN UN DÍA

Quien quisiere ser Góngora en un día, [culto en solo un día]
la jeri –aprenderá- gonza siguiente:
fulgores, arrogar, joven, presiente,
candor, construye, métrica armonía;

poco, mucho, si, no, purpuracía,
neutralidad, conculca, erige, mente,
pulsa, ostenta, libar, adolescente,
señas traslada, pira, frustra, arpía;
cede, impide, cisuras, petulante,
palestra, liba, meta, argento, alterna,
si bien, disuelve, émulo canoro.
Use mucho de líquido y de errante,
su poco de nocturno y de caverna,
anden listos livor, adunco y poro.
Que ya toda Castilla,                     ESTRAMBOTE
con sola esta cartilla,
se abrasa de poetas babilones,
escribiendo sonetos confusiones;        
y en la Mancha pastores y gañanes,
atestadas de ajos las barrigas,
hacen ya Soledades [cultedades] como migas.

OTRO SONETO SATÍRICO CONTRA GÓNGORA
Yo te untaré mis obras con tocino,
porque no me las muerdas, Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla,
docto en pullas, cual mozo de camino.
Apenas hombre, sacerdote indino,
que aprendiste sin christus la cartilla;
chocarrero de Córdoba y Sevilla,
y, en la Corte, bufón a lo divino.
¿Por qué censuras tú la lengua griega
siendo sólo rabí de la judía,
cosa que tu nariz aun no lo niega?
No escribas versos más, por vida mía;
aunque aquesto de escribas se te pega,
por tener de sayón la rebeldía. 

DAFNE, HUYENDO DE APOLO
SONETO
«Tras vos, un alquimista va corriendo,
      Dafne, que llaman Sol, ¿y vos, tan cruda?
Vos os volvéis murciégalo sin duda,
pues vais del Sol y de la luz huyendo.
ȃl os quiere gozar, a lo que entiendo,
si os coge en esta selva tosca y ruda:
su aljaba suena, está su bolsa muda;
el perro, pues no ladra, está muriendo.
                      »Buhonero de signos y planetas,
                           viene haciendo ademanes y figuras,
                            cargado de bochornos y cometas.»
                       Esto la dije; y en cortezas duras
                            de laurel se ingirió contra sus tretas,
                                        y, en escabeche, el Sol se quedó a escuras.




Otro poema de tono paródico muy conocido de Quevedo es la letrilla "Poderoso caballero es don dinero", un poema en el que el autor juega con la ironía y los dobles sentidos, un tema que ya trató el Arcipreste de Hita y que sigue teniendo plena vigencia en los tiempos actuales. Quevedo sufrió prisión por sus actividades políticas y por su crítica acerba a la política del Conde Duque de Olivares. Criticó en ella la sociedad de su tiempo, la deíficación del dinero en todos los ámbitos de la vida.  Escuchad con atención la letra del poema en la versión musical de Paco Ibáñez:




                          

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO
Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
PRONUNCIA CON SUS NOMBRES LOS TRASTOS
Y MISERIAS DE LA VIDA

SONETO

La vida empieza en lágrimas y caca,
luego viene la mu, con mama y coco,
síguense las viruelas, baba y moco,
y luego llega el trompo y la matraca.

En creciendo, la amiga y la sonsaca:
con ella embiste el apetito loco;
en subiendo a mancebo, todo es poco,
y después la intención peca en bellaca.

Llega a ser hombre, y todo lo trabuca;
soltero sigue toda perendeca;
casado se convierte en mala cuca.

Viejo encanece, arrúgase y se seca;
llega la muerte, y todo lo bazuca,
y lo que deja paga, y lo que peca.
MINISTRIL DE LAS RONCHAS Y PICADAS (SONETO 532)
AL MOSQUITO DE LA TROMPETILLA
Ministril de las ronchas y picadas,
mosquito postillón, mosca barbero,
hecho me tienes el testuz harnero,
y deshecha la cara a manotadas.
Trompetilla, que toca a bofetadas,
que vienes con rejón contra mi cuero,
Cupido pulga, chinche trompetero,
que vuelas comezones amoladas,
¿por qué me avisas, si picarme quieres?
Que pues que das dolor a los que cantas,
de casta y condición de potras eres.
Tú vuelas, y tú picas, y tú espantas,
y aprendes del cuidado y las mujeres
a malquistar el sueño con las mantas.


ROSTRO DE BLANCA NIEVE, FONDO EN GRAJO (551)
Rostro de blanca nieve, fondo en grajo;
la tizne, presumida de ser ceja;
la piel, que está en un tris de ser pelleja;
la plata, que se trueca ya en cascajo;
habla casi fregona de estropajo;
el aliño, imitado a la corneja;
tez que, con pringue y arrebol, semeja
clavel almidonado de gargajo.
En las guedejas, vuelto el oro orujo,
y ya merecedor de cola el ojo,
sin esperar más beso que el del brujo.
Dos colmillos comidos de gorgojo,
una boca con cámaras y pujo,
a la que rosa fue vuelven abrojo.



LA VOZ DEL OJO, QUE LLAMAMOS PEDO 
Te crepitus pedit, nimium si ventre retentes.
Te propere emissus servat item crepitus.
Si crepitus servare potes et perdere, nunquid
Terrificis crepitus reqibus aequa potesti?
                    Epigrama de Horacio
SONETO
La voz del ojo, que llamamos pedo
(ruiseñor de los putos), detenida,
da muerte a la salud más presumida,
y el proprio Preste Juan le tiene miedo.
Mas pronunciada con el labio acedo
y con pujo sonoro despedida,
con pullas y con risa da la vida,
y con puf y con asco, siendo quedo.
Cágome en el blasón de los monarcas
que se precian, cercados de tudescos,
de dar la vida y dispensar las Parcas.
Pues en el tribunal de sus greguescos,
con aflojar y comprimir las arcas,
cualquier culo lo hace con dos cuescos.

PELO FUE AQUI, EN DONDE CALAVERO (SONETO 527)

Pelo fue aquí, en donde calavero;
calva no sólo limpia, sino hidalga;
háseme vuelto la cabeza nalga:
antes greguescos pide que sombrero.

Si, cual Calvino soy, fuera Lutero,
contra el fuego no hay cosa que me valga;
ni vejiga o melón que tanto salga
el mes de agosto puesta al resistero.

Quiérenme convertir a cabelleras
los que en Madrid se rascan pelo ajeno,
repelando las otras calaveras.

Guedeja réquiem siempre la condeno;
gasten caparazones sus molleras:
mi comezón resbale en calvatrueno.



TUDESCOS MOSCOS DE LOS SORBOS FINOS (531)
BEBE VINO PRECIOSO CON MOSQUITOS DENTRO

Tudescos moscos de los sorbos finos,
caspa de las azumbres más sabrosas,
que porque el fuego tiene mariposas,
queréis que el mosto tenga marivinos;
aves luquetes, átomos mezquinos,
motas borrachas, pájaras vinosas,
pelusas de los vinos invidiosas,
abejas de la miel de los tocinos;
liendres de la vendimia, yo os admito
en mi gaznate, pues tenéis por soga
al nieto de la vid, licor bendito.
Tomá en el trazo hacia mi nuez la boga;
que, bebiéndoos a todos, me desquito
del vino que bebistes y os ahoga.
POESÍA FILOSÓFICA O METAFÍSICAY MORAL
Los poemas  de contenido filosófico  plantean los  problemas de la existencia humana: el tempus fugit, el desengaño vital, la muerte, la caducidad de los bienes materiales...    De gran profundidad conceptual y condensación expresiva. Lo que importa en ellos es la idea, pero sin descuidar su forma, ya que en ellos encontramos hipérbatos, hipérboles, metáforas, alegorías, paralelismos, quiasmos, antítesis...   


Retirado en la paz de estos desiertos
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.


Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan o fecundan mis asuntos,
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.

Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh gran don Iosef!, docta la emprenta.

En fuga irreparable huye la hora,
pero aquella el mejor cálculo cuenta
que en la lección y estudio nos mejora.


LA FUGACIDAD DE LA VIDA


¡Fue sueño ayer, mañana será tierra!
¡Poco antes, nada; poco después, humo!
¡Y destino ambiciones, y presumo
apenas punto al cerco que me cierra!

Breve combate de importuna guerra,
en mi defensa, soy peligro sumo;
y mientras con mis armas me consumo,
menos me hospeda el cuerpo, que me entierra.

Ya no es ayer; mañana no ha llegado;
hoy pasa, y es, y fue, con movimiento
que a la muerte me lleva despeñado.

Azadas son la hora y el momento
que, a jornal de mi pena y mi cuidado,
cavan en mi vivir mi monumento.
¡Ah de la vida!»... ¿Nadie me responde?

¡Aquí de los antaños que he vivido!

La Fortuna mis tiempos ha mordido;

las Horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni adónde
la Salud y la Edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; Mañana no ha llegado;
Hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el Hoy y Mañana y Ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.


EL PESIMISMO Y EL DESENGAÑO EN ESTE POEMA POLÍTICO
Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.

Salime al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos,
mi báculo más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.

OBRA EN PROSA



Quevedo también tiene una extensa obra en prosa, pero solo nos detendremos en su novela picaresca El Buscón. Publicada en 1626 tuvo gran éxito y fue traducida a varios idiomas. Como toda novela picaresca es una novela realista, y no idealista, que critica la sociedad de su tiempo a través del pícaro que cuenta en primera persona su vida.
Así comienza la novela como mandan los cánones de la picaresca:

Libro primero
Capítulo I
En que cuenta quién es el Buscón
Yo, señora, soy de Segovia. Mi padre se llamó Clemente Pablo, natural del mismo pueblo; Dios le tenga en el cielo. Fue, tal como todos dicen, de oficio barbero, aunque eran tan altos sus pensamientos que se corría de que le llamasen así, diciendo que él era tundidor de mejillas y sastre de barbas. Dicen que era de muy buena cepa, y según él bebía es cosa para creer. Estuvo casado con Aldonza de San Pedro, hija de Diego de San Juan y nieta de Andrés de San Cristóbal. Sospechábase en el pueblo que no era cristiana vieja, aun viéndola con canas y rota, aunque ella, por los nombres y sobrenombres de sus pasados, quiso esforzar que era descendiente de la gloria. 


Así describe en esta novela de forma caricaturesca e hiperbólica al dómine Cabra y cosificándole:


Él era un clérigo de cerbatana, largo solo en el talle, una cabeza pequeña, pelo bermejo (no hay más que decir para quien sabe el refrán), los ojos avecindados en el cogote, que parecía que miraba por cuevanos, tan hundidos y escuros, que era buen sitio el suyo para tiendas de mercaderes; la nariz, entre Roma y Francia, porque se le había comido de unas búas de resfriado, que aun no fueron de vicio porque cuestan dinero; las barbas descoloridas de miedo de la boca vecina, que, de pura hambre, parecía que amenazaba a comérselas; los dientes, le faltaban no sé cuántos, y pienso que por holgazanes y vagamundos se los habían desterrado; el gaznate largo como de avestruz, con una nuez tan salida, que parecía se iba a buscar de comer forzada de la necesidad; los brazos secos, las manos como un manojo de sarmientos cada una. Mirado de medio abajo, parecía tenedor o compás, con dos piernas largas y flacas. Su andar muy espacioso; si se descomponía algo, le sonaban los güesos como tablillas de San Lázaro. La habla ética; la barba grande, que nunca se la cortaba por no gastar, y él decía que era tanto el asco que le daba ver la mano del barbero por su cara, que antes se dejaría matar que tal permitiese; cortábale los cabellos un muchacho de nosotros. Traía un bonete los días de sol, ratonado con mil gateras y guarniciones de grasa; era de cosa que fue paño, con los fondos en caspa. La sotana, según decían algunos, era milagrosa, porque no se sabia de que color era. Unos, viéndola tan sin pelo, la tenían por de cuero de rana; otros decían que era ilusión; desde cerca parecía negra, y desde lejos entre azul. Llevábala sin ceñidor; no traía cuello ni puños. Parecía, con los cabellos largos y la sotana mísera y corta, lacayuelo de la muerte. Cada zapato podía ser tumba de un filisteo. Pues su aposento, aun arañas no había en él. Conjuraba los ratones de miedo que no le royesen algunos mendrugos que guardaba. La cama tenía en el suelo, y dormía siempre de un lado por no gastar las sábanas. Al fin, él era archipobre y protomiseria.

NOVATADAS

Y con esto (¡mire V. Md. qué previlegios!) volaron por la escalera, y al momento nos vestimos nosotros y tomamos el camino para escuelas. A mi amo apadrináronle unos colegiales conocidos de su padre y entró en su general, pero yo, que había de entrar en otro diferente y fui solo, comencé a temblar. Entré en el patio, y no hube metido bien un pie, cuando me encararon y comenzaron a decir: -«¡Nuevo!». Yo por disimular di en reír, como que no hacía caso; mas no bastó, porque llegándose a mí ocho o nueve, comenzaron a reírse. Púseme colorado; nunca Dios lo permitiera, pues al instante se puso uno que estaba a mi lado las manos en las narices y apartándose, dijo:

-Por resucitar está este Lázaro, según olisca.

Y con esto todos se apartaron tapándose las narices. Yo, que me pensé escapar, puse las manos también y dije:
-V. Mds. tienen razón, que huele muy mal.
Dioles mucha risa y, apartándose, ya estaban juntos hasta ciento. Comenzaron a escarrar y tocar al arma y en las toses y abrir y cerrar de las bocas, vi que se me aparejaban gargajos. En esto, un manchegazo acatarrado hízome alarde de uno terrible, diciendo:
-Esto hago.
Yo entonces, que me vi perdido, dije:
-¡Juro a Dios que ma...!
Iba a decir te, pero fue tal la batería y lluvia que cayó sobre mí, que no pude acabar la razón. Yo estaba cubierto el rostro con la capa, y tan blanco, que todos tiraban a mí, y era de ver cómo tomaban la puntería. Estaba ya nevado de pies a cabeza, pero un bellaco, viéndome cubierto y que no tenía en la cara cosa, arrancó hacia mí diciendo con gran cólera:
-¡Baste, no le déis con el palo!
Que yo, según me trataban, creí de ellos que lo harían. Destapéme por ver lo que era, y al mismo tiempo, el que daba las voces me enclavó un gargajo en los dos ojos. Aquí se han de considerar mis angustias. Levantó la infernal gente una grita que me aturdieron, y yo, según lo que echaron sobre mí de sus estómagos, pensé que por ahorrar de médicos y boticas aguardan nuevos para purgarse. Quisieron tras esto darme de pescozones pero no había dónde sin llevarse en las manos la mitad del afeite de mi negra capa, ya blanca por mis pecados. Dejáronme, y iba hecho zufaina de viejo a pura saliva. Fuime a casa, que apenas acerté, y fue ventura el ser de mañana, pues sólo topé dos o tres muchachos, que debían de ser bien inclinados porque no me tiraron más de cuatro o seis trapajos y luego me dejaron.
Entré en casa, y el morisco que me vio comenzóse a reír y a hacer como que quería escupirme. Yo, que temí que lo hiciese, dije:
-Tené, huésped, que no soy Ecce-Homo.
Nunca lo dijera, porque me dio dos libras de porrazos, dándome sobre los hombros con las pesas que tenía. Con esta ayuda de costa, medio derrengado, subí arriba; y en buscar por dónde asir la sotana y el manteo para quitármelos, se pasó mucho rato. Al fin, le quité y me eché en la cama y colguélo en una azutea. Vino mi amo y como me halló durmiendo y no sabía la asquerosa aventura, enojóse y comenzó a darme repelones con tanta prisa, que a dos más, despierto calvo. Levantéme dando voces y quejándome, y él, con más cólera, dijo:
-¿Es buen modo de servir ése, Pablos? Ya es otra vida.
Yo, cuando oí decir «otra vida», entendí que era ya muerto, y dije:
-Bien me anima V. Md. en mis trabajos. Vea cuál está aquella sotana y manteo, que ha servido de pañizuelo a las mayores narices que se han visto jamás en paso, y mire estas costillas.
Y con esto empecé a llorar. Él, viendo mi llanto, creyólo, y buscando la sotana y viéndola, compadecióse de mí y dijo:
-Pablos, abre el ojo que asan carne. Mira por ti, que aquí no tienes otro padre ni madre.
Contéle todo lo que había pasado y mandóme desnudar y llevar a mi aposento (que era donde dormían cuatro criados de los huéspedes de casa). Acostéme y dormí; y con esto, a la noche, después de haber comido y cenado bien, me hallé fuerte y ya como si no hubiera pasado por mí nada. 

La obra se divide en tres libros. El primero de ellos tiene siete capítulos. El segundo, seis. El tercero y último, diez.LIBRO PRIMERO
El protagonista, Pablos, es segoviano, hijo de Clemente Pablo, un barbero ladrón y de Aldonza de San Pedro, dada a brujerías. Tenía un hermano de siete años que robaba a los clientes de su padre y que murió el angelico de unos azotes que le dieron en la cárcel. Entra a la escuela, donde conoce a don Diego Coronel, hijo de don Alonso Coronel. Allí Pablos hace amistad con su maestro el cual después de una relación estable, decide, después de un incidente en el tiempo de las carnestolendas, y la vergüenza que pasó de que todo el pueblo lo juzgara por la condición de sus padres, hace que entre al servicio de don Diego, al cual su padre, don Alonso, decide poner bajo el pupilaje del licenciado Cabra, clérigo avaro que los mata de hambre. Salen de allí delgadísimos y enfermos, hasta el punto de que los médicos mandan que nos limpiasen con zorras el polvo de las bocas, como a retablos, y bien lo éramos de duelos. Don Diego es enviado a Alcalá de Henares, a estudiar lo que le faltaba de la Gramática, y Pablos lo acompaña como sirviente. Allí Pablos es víctima de las novatadas de los estudiantes, algunas bastante sucias, y se vuelve experto en engañar a los demás para conseguir lo que desea. Al saberlo don Alonso le pide a su hijo que vuelva a Segovia sin Pablos ya que ha oído de sus travesuras. El tío de Pablos, Alonso Ramplón, verdugo de Segovia, le comunica a éste que ha ajusticiado a su padre. Añade que su madre está presa en la Inquisición deToledo, y probablemente será quemada en un auto de fe. Le invita a volver a Segovia, para aprender el oficio de verdugo con él. Pablos decide entonces volver a su ciudad, con el fin de cobrar mi hacienda y conocer mis parientes, para huir de ellos.
LIBRO SEGUNDO
Relata el camino desde Alcalá hasta Segovia, donde va encontrando personajes disparatados: un loco repúblico y de gobierno, esto es, un arbitrista que cree conocer los remedios para enderezar la marcha del país y quiere aconsejar al Rey para que, conquistando Amberes, seque el mar con esponjas. Luego, un diestro verdadero o maestro de esgrima loco, que habla constantemente de estocadas pero acaba huyendo ante un mulato. Topa después con un clérigo viejo, autor de malos versos, que ha hecho un librillo a las once mil vírgenes, adonde a cada una he compuesto cincuenta octavas, cosa rica. Después de despedirse del poeta, al pasar el puerto de Fuenfría, de Madrid hacia Segovia, se encuentra con un soldado matón y un ermitaño en un borrico. Llegan a la posada en Cercedilla y el ermitaño les gana, haciendo trampas en el juego. Luego se encuentran con un genovés rico, lo cual aprovecha Quevedo para burlarse de los banqueros genoveses que prestaban dinero a la Corona Española y luego se quedaban con la plata de América al exigir el pago del dinero. A la entrada de Segovia, ve a su padre al borde del camino, aguardando ir en bolsas, hecho cuartos, a Josafad, esto es, ajusticiado y descuartizado. Era costumbre en la época descuartizar a los reos a fin de que sirviesen de ejemplo y dejar sus restos a la entrada de los pueblos o villas. Llega donde su tío, pero no se hace verdugo, sino que recoge su herencia y se decide marchar a Madrid.
LIBRO TERCERO
Don Toribio presenta a Pablos a una cofradía de pícaros y rufianes, con los que vive. Delatado el grupo, los detienen y llevan a la cárcel. Logra salir después de sobornar a todos, desde el carcelero hasta el escribano. Va entonces a una posada, donde se hace pasar por rico que lo disimulaba. Usa nombres falsos (don Ramiro de Guzmán, don Felipe Tristán). Pretende casarse con una dama (doña Ana), pero es descubierto por su antiguo amo, don Diego Coronel y acaba apaleado. Determina entonces ir a Toledo, donde nadie lo conocía. Forma parte de una compañía de cómicos, destacando en papeles de carácter y malvados. Después de dejar la compañía, se hace galán de monjas. De Toledo pasa a Sevilla, donde se gana la vida gracias a sus principios de fullero y los dados cargados. No obstante, acaba teniendo un incidente con la ley y tiene que acogerse a sagrado. Estando en la iglesia, intima con “la Grajales” a la que propone ir a las Indias, a ver si mejoraba su suerte. No obstante, la novela concluye diciendo que no le fue mejor allí:

Y fueme peor, como v.m. verá en la segunda parte, pues nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres.